Se ha podido objetivar un patrón habitual en el que la gestión de las guardias de Atención Continuada y libranzas se fundamenta en la autogestión de los Centros de Salud y en las decisiones de los profesionales a ellos adscritos, aun con la intencionalidad de regulación de la Gerencia Regional de Salud y de las Gerencias de Salud de Área (Sacyl), a través de diversos mecanismos de control, supervisión y seguimiento.
Un punto en los que se fundamenta el sistema organizativo actual, es que el personal de E.A.P. pueda intervenir sobre la realización de las guardias de presencia física en Atención Continuada, además del número de guardias que desea realizar. Se trata de un condicionante que determina que no exista una organización efectiva de la Atención Continuada, para la que se utilizan criterios arbitrarios en función de los diversos intereses de una parte del personal que las realiza, en el que se evidencia la falta de participación de todos los profesionales afectados (existen intereses que no son valorados en el momento de realizar la programación o de la toma de decisiones).
Existe una gran variabilidad, que va desde equipos en los que los profesionales hacen escasas guardias o ninguna (generalmente en las zonas urbanas), hasta equipos donde los profesionales realizan todas las guardias de lunes a jueves, sobrepasando ampliamente en algunos casos los límites legales de la jornada máxima, todo ello con la permisividad del Servicio de Salud. A su vez, esto dificulta la organización y obliga al personal de área (dependiente de la organización del E.A.P.) y al personal sustituto, a una elevada rotación entre distintas consultas y guardias en una o varias Zonas Básicas de Salud, lo que afecta igualmente al conocimiento y seguimiento de los pacientes atendidos, o la eficacia de la atención sanitaria al cambiar de centro de trabajo.
La precariedad contractual del personal de área, con un elevado porcentaje de vinculación en sustitución o interinidad, tiene tal consideración que permite optar a una “mejora de contrato”, con el fin de optar a otro puesto de plantilla más estable; con menor rotación, disponiendo de programación laboral efectiva, menor dependencia de otros profesionales o mayor reconocimiento profesional. Esto condiciona, a su vez, que dicho personal busque en otros servicios sanitarios aquello que no obtiene en el de Castilla y León, y pretenda dejar de trabajar con este tipo de vinculación. Si bien existe un elevado número de personal propietario, estos no ocupan las plazas de área, solicitando para ello permisos como comisiones de servicio o excedencias.
Por otro lado, la falta de organización y de previsión es otro factor que afecta al personal de área, que con frecuencia cambia de centro de trabajo o P.A.C. en función de las decisiones estacionales u otros intereses de los profesionales de los E.A.P. sobre los días en los que realizan módulos de Atención Continuada.
En contraposición a lo anterior, en un modelo organizativo con un servicio de Atención Continuada y Urgencias que atienda el horario de Atención Continuada, se crean plazas estables de profesionales en las urgencias del P.A.C., lo que mejora el conocimiento y seguimiento de los pacientes atendidos. De la misma manera, la asignación de un horario asistencial propio del Servicio de Atención Continuada y Urgencias permitiría planificar las carteleras de trabajo y calcular la plantilla necesaria, la creación de plazas y su oferta en procesos selectivos (dando cobertura real en las convocatorias de oposiciones), consiguiendo así mayor estabilidad en el empleo.